jueves, 16 de julio de 2015

De Pamplona a Santiago



DE PAMPLONA A SANTIAGO

De Pamplona a Santiago
voy haciendo ese Camino,
y llegando a mi destino,
si está hecho, ¡no lo hago!,
que por las estrellas vago,
si a ellas viene, peregrino,
quien en busca de su sino
va dejando atrás sus huellas,
que en el campo y las estrellas,
caminante, ¡no hay camino!

Jesús María Bustelo Acevedo

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar..." Así cantaba el gran poeta Antonio Machado... "Nunca perseguí la gloria, ni dejar en la memoria de los hombres mi canción..." Mas ahí quedan los sones forjados, golpe a golpe, verso a verso, en la fragua de su corazón sensible y creativo, como el alma del mismo Dios en acción... Lo nuestro es pasar, pero no pasar de todo: sólo por las ilusiones, reflejos grotescos, divertidos, amenos, pueriles, juguetones o curiosos de la Casa de la Verdad, donde todos habitamos eternamente, en esta casa de las ilusiones por donde todos peregrinamos, lo queramos o no... "Caminantes son tus huellas el camino y nada más..." A eso voy yo, a vivenciar las huellas que durante milenios fueron forjando los pasos de miles de peregrinos, pero mi camino está en mí, porque todo lo que es verdadero está en nuestros corazones ("En vosotros está el Reino de Dios", que decía el Maestro). "Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar." Así la esposa de Lot, al mirar atrás, se convierte en piedra de sal inanimada, como todos lo hacemos cuando morimos (la muerte es la obra del hombre, como humano; la Vida la obra de Dios, como Divino)... Sí, como todos lo hacemos cuando miramos atrás, donde sólo está la muerte... La muerte no está en el futuro, la muerte está en el pasado. Si miráramos al eterno infinito de nuestras almas, si desde la verdad que habita en ellas emergiera amorosa nuestra visión verdadera, jamás podríamos concebir la muerte.

Jesús María Bustelo Acevedo

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