EL POEMA DE SAMOS
Aquí el Poema de Samos,
¡empezamos!:
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
Aunque cerca transitamos,
jamás por allí pasamos,
y, empero, en Dios lo esperamos....
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
¡Va, vámonos que nos vamos!
¿Adónde vamos? ¡A Samos!
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
¡Vámonos!, y nos besamos
y después nos abrazamos.
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
Y subimos y bajamos...
O bien lloramos y oramos...
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
Y amamos y nos llamamos...
¡Proclamamos
esa verdad que aceptamos
con la que nos liberamos!
con la que nos liberamos!
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
Y así nos relacionamos...
Y así nos armonizamos...
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
Tal vez a Samos llegamos...
O tal vez pasamos Samos...
¡Caminamos!
De Dios a abajo, no hay amos,
y en Dios, todos nos amamos.
y en Dios, todos nos amamos.
Jesús María Bustelo Acevedo
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